domingo, 3 de marzo de 2013

RENOVACIÓN ECLESIAL en San Juan de Avila.


RENOVACIÓN ECLESIAL:

 

     Un amor profundo y sincero a la Iglesia aflora en todos los escritos avilistas. Es un amor de quien se siente hijo indigno y hermano responsable de la misma familia. Algunos escritos van dirigidos directamente a la renovación eclesial (Memoriales, Advertencias). Es un colaborador leal de las decisiones renovadoras del concilio tridentino y una memoria profética de otras decisiones anteriores.

 

     Toda la vida del Maestro está dedicada a la renovación de la vida cristiana según los criterios evangélicos enseñados por la Iglesia. "Juan de Ávila ha sido, en cuestión de reforma, como en otros campos espirituales, un precursor... Pero no ha sido un crítico contestador" (Pablo VI, Homilía durante la canonización, 31 mayo de 1970). Así lo hemos visto al estudiar la figura del Maestro como reformador.

 

     ¿Cuál es la renovación eclesial que busca el Maestro Ávila? ¿cuáles son los criterios que sigue y los medios que propone? Sin santidad de vida no hay renovación eclesial. Los mismos escritos de reforma no son más que una llamada a la santidad, que es vocación de todo bautizado. Por esto se inspira en los santos de la historia pasada, como Santo Domingo y San Francisco: "Los que predican reformación de Iglesia, por predicación e imitación de Cristo crucificado lo han de hacer y pretender" (Plática 4ª, 26ss).

 

     Le duele ver la faz de la Iglesia, esposa de Cristo, desfigurada: "¡Oh Iglesia cristiana, cuán caro te cuesta la falta de aquellos tales enseñadores, pues por esta causa está tu faz tan desfigurada y tan diferente de cuando estabas hermosa en el principio de tu nacimiento!" (Ser 55, 783ss, 811ss). Por esto centra su atención especialmente en la reforma de los pastores (clérigos, obispos), reclamando una formación adecuada (Seminarios) y una dedicación esmerada a sus ministerios.

 

     Hemos visto, al presentarle como reformador, que los campos de renovación eclesial son principalmente las personas (sacerdotes, religiosos, laicos), con una visión espiritual y estructural respecto a la catequesis, predicación, educación, sacramentos, obras de caridad... Así, por ejemplo, pide al concilio tridentino que garantice una figura episcopal cuya actuación tenga estas características: "Cómo se ejercita el catecismo de los rudos; qué cuidado tiene de las viudas, pobres y personas miserables, de las cuales es padre" (Trento II, n.42, 1823ss). Otras cualidades de vida evangélica las hemos estudiado en la figura del obispo.

 

     La renovación eclesial tendría consecuencias evangelizadoras: "Si los cristianos fuésemos perfectos guardadores de la Ley, que tenemos, cuyo principal mandamiento es el de la caridad, sería tanta la admiración que en el mundo causaríamos que... creerían que moraba Dios en nosotros" (AF cap.34, 3528ss). "Verdad de vida cristiana se ha de procurar, para que, mirándola Dios, se amanse con su pueblo y sea servido de convertir a los errados o tener en pie a los que hemos quedado en su santa Iglesia" (Trento II, n.50, 2104ss).

 

     Es muy adecuada la norma que da para una renovación del ministerio apostólico. No es buen criterio admitir sólo lo que es lícito, sin mirar a la perfección evangélica: "No teniendo en cuenta lo que le es lícito, sino lo que edifica la Iglesia y es expediente para el bien de ella" (Trento II, n.41, 1747ss). Al Maestro le duele la situación eclesial de la época: "Por el descuido de las cabezas está la viña tan estragada" (Ser 8, 628s; cfr. Tratado sobre el sacerdocio, n.35).

 

     La carta 182, dirigida al obispo de Córdoba, Don Cristóbal de Rojas (quien había de presidir el concilio de Toledo), está toda ella dedicada a la renovación eclesial: "No plega a Cristo que haya en vuestra señoría cosa, por amada que sea, que le impida hacer pensar y hablar lo que sintiere ser agradable al Señor y provechosa a su Iglesia" (Carta 182, 56ss). La pauta de renovación eclesial es siempre el seguimiento evangélico del Señor (cfr. ibídem, 100ss).

 

Estudios: A. DE LA FUENTE GONZÁLEZ, El Bto. Mtro. Juan de Ávila, alma de la verdadera reforma de la Iglesia española: Semana Nacional Avilista (Madrid 1952) 231-250; J. DEL RÍO MARTÍN, Santidad y pecado en la Iglesia. Hacia una Eclesiología de San Juan de Ávila (Córdoba 1986); Idem, Ecclesia sancta: hacia la reforma de la reforma según San Juan de Ávila, en: AA.VV., Ecclesia tertii millenni advenientis, Casale Montferrato, PIEMME 1997 (omaggio al P. Antón... nel suo 70º compleanno), 459-476; J. ESQUERDA BIFET, El Maestro Avila y la renovación sacerdotal, en: AA.VV., El Maestro Avila. Actas del Congreso Internacional (Madrid, 27-30 noviembre 2000 (Madrid, EDICE, 2002), pp. 691-709; M. MARTÍN DE NICOLÁS, Imágenes de la Iglesia en San Juan de Ávila: Miscelánea Comillas 45 (1987) 27-68; Idem, La eclesiología de San Juan de Ávila (Madrid, 1987); J.I. TELLECHEA IDIGORAS, San Juan de Avila y la reforma de la Iglesia, en: AA.VV., El Maestro Avila. Actas del Congreso Internacional (Madrid, 27-30 noviembre 2000 (Madrid, EDICE, 2002), pp. 47-75.

No hay comentarios:

Publicar un comentario