La primera lectura procede del Libro del Profeta Isaías. Nos describe
al Mesías como lo es siempre Dios, que no llega en el viento impetuoso,
sino en el susurro. No romperá la caña tronchada, dice. Es un anuncio
de Jesús y su forma de actuar.
El
Salmo 28 nos muestra la fuerza y majestad de Dios. Y desde su poder
ofrece la salvación a su criatura predilecta: al hombre, a la mujer. El
versículo responsorial nos lo explica todo. El Señor bendice a su
pueblo con la paz.
La segunda lectura es del capítulo 10 del Libro de los Hechos de los
Apapóstoles, nos presenta a Pedro que describe a Jesús, como quien pasó
su vida haciendo el bien y liberando a los oprimidos por el diablo.
San Mateo nos presenta la escena del bautismo de Jesús. Juan no quiere
bautizar a Jesús porque sabe que no tiene pecado, pero el Señor se
presta al bautismo como un pecador más. Y es Juan --y todos los
presentes-- quien va a ver y oír la fuerza de la Trinidad, del Dios uno y
Trino.
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