El hombre de Dios debe huir de los que no se conforman a las sanas palabras del Evangelio, del envanecimiento y del
amor al dinero. Y debe seguir la justicia, la piedad, el amor, la paciencia y la mansedumbre. Pero en el fondo de todo este escenario el hombre de Dios debe huir del pecado, lo más rápido y fugaz que pueda y correr con todas sus fuerzas y energías, como corriendo por su vida a los brazos de Jesús, aferrarse en su sacrificio y en su justicia, porque él es su único y suficiente salvador.
amor al dinero. Y debe seguir la justicia, la piedad, el amor, la paciencia y la mansedumbre. Pero en el fondo de todo este escenario el hombre de Dios debe huir del pecado, lo más rápido y fugaz que pueda y correr con todas sus fuerzas y energías, como corriendo por su vida a los brazos de Jesús, aferrarse en su sacrificio y en su justicia, porque él es su único y suficiente salvador.
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