CAPITULO PRIMERO, 6
En que se trata cuánto nos conviene oír a Dios; y del
admirable lenguaje que nuestros Padres primeros tenían
en el estado de la inocencia, a el cual perdido por el
pecado, sucedieron muchos muy malos.
«Oye, Hija, y ve, e inclina tu oreja, y olvida tu
pueblo, y la casa de tu padre, y codiciará el Rey tu
hermosura.»
(Ps. 44, 11.)
Estas palabras, devota Esposa de Jesucristo, dice el
Santo Profeta y Rey David—o por mejor decir, Dios en él—
a la Iglesia cristiana católica, amonestándole lo que
debe hacer para que el gran Rey Jesucristo la ame, de lo
cual a ella se le siguen todos los bienes. Y porque vuestra
ánima es una de las de esta Iglesia—por la gran
misericordia de Dios—parecióme declarároslas,
Invocando primero el favor del Espíritu Santo, para que
rija mi pluma y apareje vuestro corazón, para que ni yo
hable mal, ni vos oigáis sin fruto; mas lo uno y lo otro sea
a perpetua honra de Dios y a complacimiento y agrado
de su santa voluntad.
Lo primero que nos es amonestado en estas
palabras es que oigamos; y no sin causa, porque como el
principio de la vida espiritual sea la fe, y ésta entre en el
ánima, como dice San Pablo (Rom., 10. 17), mediante el
oír, razón es que seamos amonestados primero de lo que
primero nos conviene hacer. Porque muy poco aprovecha
que suene la voz de la verdad divina en lo de fuera, si no
hay orejas que la quieran oír en lo de dentro. Ni nos
basta que cuando fuimos bautizados nos metiese el
sacerdote el dedo en los oídos, diciendo que fuesen
abiertos (Ephpheta, que significa Abrete), si los tenemos
cerrados a la palabra de Dios, cumpliéndose en nosotros
lo que de los ídolos dice el Santo Rey y Profeta David (Ps.,
113, 4): Ojos tienen y no ven; orejas tienen y no oyen.
7
Mas porque algunos hablan tan mal, que oírlos es
oír sirenas, que matan a sus oyentes, es bien que veamos
a quién tenemos de oír y a quién no. Para lo cual es de
notar, que Adán y Eva, cuando fueron criados, un solo
lenguaje hablaban, y aquél duró en el mundo hasta que
la soberbia de los hombres, que quisieron edificar la
torre de la confusión (Babel significa confusión), fue
castigada con que, en lugar de un lenguaje con que todos
se entendían, sucediese muchedumbre de lenguajes, con
los cuales unos a otros no se entendiesen. En lo cual se
nos da a entender que nuestros primeros padres, antes
que se levantasen contra Él que los crió, quebrantando
con atrevida soberbia su mandamiento, un solo lenguaje
espiritual hablaban en su ánima, el cual era una perfecta
concordia que tenía uno con otro, y cada uno consigo
mismo y con Dios; viviendo en el quieto estado de la
inocencia, obedeciendo la parte sensitiva, á la racional, y
la racional a Dios; y así estaban en paz con Él, y se
entendían muy bien a sí mismos, y tenían paz uno con
otro. Mas como se levantaron con desobediencia atrevida
contra el Señor de los cielos, fueron castigados—y
nosotros con ellos—en que en lugar de un lenguaje, y
bueno, y con que bien se entendían, sucedan otros muy
malos e innumerables, llenos de tal confusión y tinieblas
que ni convengan unos hombres con otros, ni uno consigo
mismo, y menos con Dios.
Y aunque estos lenguajes no tengan orden en sí,
pues son el mismo desorden, mas; para hablar de ellos,
reduzcámoslos, al orden y número de tres, que son:
lenguaje de mundo, carne y diablo; cuyos oficios, como
San Bernardo dice, son: del primero, hablar cosas varias;
del segundo, cosas regaladas; del tercero, cosas malas y
amargas.
Conociendo la vida de San Juan de Avila.
Paginas
- Quienes somos. Movimiento eclesial: "De Jerusalén a Betania".
- Página principal.
- Movimiento eclesial "De Jerusalén a Betania".
- Llamados a la intimidad con el Señor.
- CENACULOS DE BETANIA: Grupos de oración.
- Gaudete et Exultate. Exortación sobre la santidad.
- Cenáculo de Betania.
- Amigos del Papa Francisco.
- News.va · Noticias desde El Vaticano.
- Enciclica "Laudato si"
- EVANGELII GAUDIUM. Exhortación apostólica.
- Enciclica Lumen Fidei.
- Exortación Apostólica pastsinodal AMORIS LAETITIA
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario